Por, Manuel Giraldo Barrera.
Lucas 22, 14-23.56: “Jesús se dirige a las mujeres que lo seguían en su camino hacia el Calvario”.
Queridas hermanas y hermanos: Sólo en Lucas Jesús se dirige con palabras consoladoras a las mujeres que de lejos lo siguen. Realmente, el Evangelio de Lucas ha sido llamado el evangelio de las mujeres y de la misericordia con los más pobres e ignorados, y las mujeres hacían parte de la clase marginada en Israel. Pero para Jesús, en todo el evangelio de Lucas, las mujeres hacen parte del discipulado y merecen un trato respetuoso. Ahora, camino del Calvario, la fidelidad de las mujeres a su maestro es reconocida por el Señor.
La Pasión y la muerte de Jesús son una verdadera revelación: la manifestación de la misericordia del Padre. Sólo quien ha comprendido una actitud tan conmovedora, como la que nos trae este evangelio en la parábola del padre misericordioso, podrá entender por qué el evangelista ha mirado así el misterio del sufrimiento y de la muerte de Jesús.
Lucas concibió el relato de la Pasión como una contemplación de Jesús. Por eso este relato es una invitación al lector-oyente a aproximarse a Jesús, a seguirlo, a llevar con él la cruz de cada día (9,23). En la palabra que dirige en la cruz al malhechor arrepentido, ese ‘hoy’ nos remonta a Lucas 4,21 cuando en la sinagoga de Nazaret, Jesús declara que “hoy se ha cumplido” el pasaje de Isaías 61,1-2 que acababa de leer. El tiempo se ha cumplido y Él, que ha venido para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para proclamar el año de gracia del Señor” ha cumplido su misión, porque va a morir colgado de la cruz, pero seguirá viviendo en medio de nosotros.
Preguntémonos: ¿Somos conscientes de esa realidad mesiánica? ¿De un Jesús a quien no le quitan su vid sino que la entrega conscientemente por nuestro amor?
Un feliz domingo en nuestro amado Maestro Jesucristo.